Imágenes de cámaras de seguridad y testimonios de vecinos relacionados a la causa no hacen más que desnudar las incongruencias en la declaración inicial de la única imputada en el crimen de Carlos Bustamante, quien se negó luego a comparecer dos veces ante el requerimiento de la fiscal, Florencia Salas.
MIRAMAR (Corresponsal).- Imágenes de cámaras de seguridad y relatos de vecinos y allegados complican cada día más a Verónica González (50), detenida por el crimen de su marido, Carlos Bustamante (66) ocurrido días atrás tras el aberrante ataque en la casa que compartían, la misma en la que fue asesinado al hijo de ambos, Gastón Bustamante (12) en octubre de 2011.
“Su situación es cada vez más comprometida”, confiaron en el círculo más ímtimo de la investigación en torno a González, presa y aislada en la unidad penitenciaria de Batán imputada por “homicidio agravado por el vínculo y alevosía” ya que sus testimonios iniciales resultaron “incongruentes” para la fiscal Florencia Salas quien luego pidió su detención.
De momento, González se mantiene en una postura firme, haciendo valer su derecho constitucional y se negó a comparecer por dos oportunidades ante la Justicia, mientras pasa las horas entre las rejas.
Por otra parte, se esperan resultados de las pericias y la sub DDI de Miramar, a cargo de Octavio Olmedo continúa la investigación para aportar más evidencias que descubran el móvil del asesinato de Bustamante, quien fue atacado mientras dormía en la vivienda de 27 entre 46 y 48.
La primera fase de la agresión se supone ocurrió durante la madrugada del viernes pasado en su habitación y la otra cuando Bustamante intentó reponerse y como pudo se trasladó al comedor donde fue literalmente rematado con otra feroz golpiza que horas más tarde derivó en su muerte.
En la habitación matrimonial, los peritos policiales observaron una escena tétrica con sangre por todos lados, “inclusive hasta en el cielo raso”, trascendió, señales de un ataque atroz en el que la víctima no pudo oponer defensa alguna. La imagen continuó en el comedor, donde finalmente fue encontrado el cuerpo de Bustamante.
Por lo pronto, los investigadores continúan trabajando para dar sustento a la principal hipótesis que se maneja, la que apunta a un cruel accionar de González contra su marido por motivos que aún se desconocen.
Ese día la imputada habría salido de la casa ya que se la vio por distintos lugares de la ciudad, como una especie de coartada para hacerse ver y tratar de disimular su supuesta participación en el asesinato.
Testimonios e imágenes
Los testimonios que se tomaron dan cuenta que entre las 11 pasadas y las 12 del viernes 22, Verónica González estuvo en la casa situada en calle 27 entre 46 y 48. Después salió, fue hasta el banco y volvió al hogar donde “encontró” a su marido.
Teniendo en cuenta que Carlos Bustamante tenía sangre seca en el cuerpo, personal de científica comprobó que hubo dos ataques con algunas horas de diferencia. Además ciertas imágenes, captadas por diversas cámaras de seguridad, identificaron a González entre las 8 y las 9, pagando cuentas en un banco de esta localidad.
“Allí habría vuelto, encontró a su esposo y trató de rematarlo. Luego volvió a salir para llegar nuevamente al mediodía, justificando que no podía entrar, entre otras cosas. Las declaraciones la comprometen en ese sentido y es más hasta algunos vecinos hablaron con ella en ese horario”, según argumentaron fuentes confiables a LA CAPITAL.
Con respecto a las cámaras de seguridad y las pruebas aportadas, continúa realzándose un mapeo para comparar el horario aportado por testigos y cuando la imputada fue captada mientras estuvo en el centro de Miramar.
Tanto la fiscalía local como la Sub DDI, más allá de las pericias psicológicas y psiquiátricas a las que será sometida González, entienden que este es el camino para llegar al esclarecimiento del crimen de Carlos Bustamante, y quizá hasta sea una ventana para con el tiempo, llegar a saber hasta qué pasó con su hijo Gastón ante una probable conexión entre ambos casos.